Sevilla es la giralda y su catedral, es la torre del oro, la
Maestranza, el olor a azahar de sus naranjos, el Guadalquivir, Triana, su feria
de abril, su Semana Santa y sus tabernas. Para nosotros, sobre todo, sus
tabernas y sus tapas. Menudo descubrimiento Sevilla. Montaditos, serranitos,
pescaito frito, churros, ensaladilla, solomillo al whisky, boquerones,
ortiguillas y cañitas. Una pena que Cruzcampo tenga el monopolio de los
cañeros, que se le va a hacer.
Preparamos nuestra visita a la capital andaluza un poco por
encima, así que aunque llevábamos algunos locales apuntados preferimos explorar
la ciudad e ir guiándonos por el instinto. Gracias a ello descubrimos algunos
lugares muy interesantes.
Empezaremos por nuestro favorito. La Bodega Santa Cruz-Las
Columnas. Se encuentra cerca de la catedral, en la calle Rodrigo Caro 1, y se trata de una bodega antigua
que conserva algunas de las tradiciones de antaño como que los camareros
apuntan con una tiza en la barra los que has pedido para luego darte la cuenta.
Dispone de una amplia carta de tapas y los camareros son muy rápidos y amables.
Muy profesionales.
Probamos el montadito de pringá, bueno pero no especialmente destacable; la ensaladilla, tenía muy buena pinta y aunque no somos amigos de pedir ensaladilla fuera de casa, por el riesgo de la mayonesa y porque es imposible encontrar una como la que hace mi aita, nos decidimos a probarla y no nos defraudó; ortiguillas o anémonas de mar, nunca las habíamos probado y nos sorprendieron por su textura, crujiente tras la fritura y con un intenso sabor a mar.
Para beber pedimos cerveza o vino blanco Barbadillo de Sanlucar de Barrameda. Nos quedamos con ganas de probar más cosas, así que queda pendiente otra visita. Será un fijo en nuestras escapadas a Sevilla.
Probamos el montadito de pringá, bueno pero no especialmente destacable; la ensaladilla, tenía muy buena pinta y aunque no somos amigos de pedir ensaladilla fuera de casa, por el riesgo de la mayonesa y porque es imposible encontrar una como la que hace mi aita, nos decidimos a probarla y no nos defraudó; ortiguillas o anémonas de mar, nunca las habíamos probado y nos sorprendieron por su textura, crujiente tras la fritura y con un intenso sabor a mar.
Para beber pedimos cerveza o vino blanco Barbadillo de Sanlucar de Barrameda. Nos quedamos con ganas de probar más cosas, así que queda pendiente otra visita. Será un fijo en nuestras escapadas a Sevilla.
Cerca de la plaza de toros de La Maestranza encontramos el
mesón El Serranito. En la calle Antonio Díaz 11 está uno de los tres locales de
este nombre. Es, como ellos mismo se denominan, una tasca taurina con tapas y
bocadillos.
Es algo más que una tasca, más bien bar restaurante, con decoración taurina. Probamos el montadito de pringá y nos gustó mucho. El pan bien tostado, crujiente, y el interior bien sabroso y con mucho sabor. Además, los camareros son muy amables y cuenta con la ventaja, muy a tener en cuenta, de que sirven cerveza estrella. Un oasis entre tanta Cruzcampo.
Es algo más que una tasca, más bien bar restaurante, con decoración taurina. Probamos el montadito de pringá y nos gustó mucho. El pan bien tostado, crujiente, y el interior bien sabroso y con mucho sabor. Además, los camareros son muy amables y cuenta con la ventaja, muy a tener en cuenta, de que sirven cerveza estrella. Un oasis entre tanta Cruzcampo.
En la calle Fernández y González 36 entramos en la Taberna
Coloniales. Pedimos una tapa de berenjenas crujientes con miel. La ración era
generosa y las berenjenas estaban buenas. Las presentan en bastones como de
centímetro y medio de grosor. Quizá esperábamos que hubieran sido más finas
para apreciar más el crujiente, como las que comimos en la Plaza Nueva de
Granada, creo recordar que en Los Diamantes, pero nos gustaron bastante. El
local estaba a tope y se formó una lista de espera para conseguir mesa para
comer que el encargado iba apuntando en una pizarra.
Todo no van a ser cañas, montaditos y tapas. Como también hay que desayunar vamos a recomendar dos sitios bien diferentes. Por un lado la cafetería Buenabuelo, antiguo horno La Parra, en la calle Puerta de Carmona 41. Es un lugar muy agradable, moderno, con música chill out, donde poder tomar un buen café o infusiones, acompañados de una de sus variadas tostadas o algunos de sus muchos dulces. Las camareras, pues todas eran chicas, son muy amables.
Si buscamos otro estilo de local, más tradicional, con
ambiente de barrio, podemos acudir al bar El Pilar, en la Avenida José Laguillo
10. Buenísimos churros, tostadas impresionantes y todo por un módico precio.
Abierto desde muy temprano los vecinos del barrio lo tienen como una
referencia.
Camino de la estación de Santa Justa hicimos parada en el
café bar Carlos Alberto. Ubicado en la rotonda que da acceso a la propia estación,
en la esquina entre Juan Antonio Cavestany y la Avenida José Laguillo, es un
lugar idóneo para acabar una visita a Sevilla por todo lo alto, con unas
tapitas y una cerveza fresquita. Todo ello en la amplia terraza del bar y por
un precio muy ajustado.
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