Ingredientes:
-1 kilo de harina.
-4 huevos.
-250 gramos de azúcar.
-Un vaso de aceite de girasol.
-Una cucharadita de bicarbonato.
-Una copa de anís.
-Aceite de girasol para freír.
En primer lugar batimos los huevos y echamos el azúcar y el anís. Después echamos la harina sobre la mesa y hacemos un 'volcán' con ella. En el centro depositamos la mezcla anteriormente batida.
Poco a poco vamos removiendo y poco a poco vamos incorporando la harina a la mezcla de los huevos evitando que se desborde el 'volcán'. Echamos el bicarbonato y seguimos removiendo hasta que desaparezca toda la harina al haberse integrado en la mezcla y tengamos una masa uniforme.
Amasamos durante 5 minutos y dejamos reposar unos 15 minutos. Una vez reposado procedemos a dar forma a las rosquillas. Pueden ser alargadas o circulares, en forma de rosquilla. Hay que procurar no hacerlas muy gordas, para que queden bien fritas por dentro, ni tampoco muy finas, porque quedarían demasiado quemadas.
Ponemos en un caldero el aceite de girasol suficiente para que cubra las rosquillas cuando las echemos. Dejamos que se caliente el aceite pero sin que llegue a hervir y vamos echando las rosquillas con suavidad para que no salpique. Cuando veamos que están doradas las vamos sacando y dejando en un recipiente con un papel de cocina en el fondo para que absorba el aceite sobrante.
El resultado no puede ser más apetecible. La receta es sencilla pero puedo dar fe de que conseguir un resultado óptimo no es tan fácil. Ánimo.
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